martes, 23 de septiembre de 2008

CRITICAR POR CRITICAR

Muchas veces me dicen algunos amigos que siempre me estoy quejando de todo. No les falta algo de razón, aunque todo tiene un por qué, como no podía ser de otra manera.
Desde muy chiquitito, mis padres me han enseñado a ir de cara. –Desconfía del que siempre te elogie- decían. Por muy bien que siente una palabra agradable, cuando se convierte en rutina, solo puede significar dos cosas, o ese alguien no presta la mas minima atención ni interés en lo que dices y ya por costumbre alza tus opiniones, o simplemente te está poniendo verde a las espaldas.
Eso de ir de frente, es muy recurrido por mucha gente que a la hora de la verdad, lo único que quieren es que tu vengas de cara para asi ellos, escondidos cual cobarde, verte venir y así darte el palo ellos primero. Sin embargo, yo prefiero decir lo que pienso a aquellos que de verdad me importa lo que opinen, en definitiva, a aquellos que me importan algo en mi vida. Ya sean amigos o familiares.
Lo primero es ganarse su amistad, una vez adquirida tal condición, que por mucho que tengamos distintos pareceres, nunca se romperá, hay que sincerarse cada vez para serle de utilidad.
Es una cualidad muy pregonada pero que muy poca gente ejerce. Yo me he propuesto llevarla a cabo, a pesar que me trae por la calle de la amargura. Me niego a ser un halagador por el simple hecho de caerle bien a alguien. Lo primero es ser fiel a mi mismo y el que me aprecie me entenderá.
Aunque a veces lo parezca, mis discrepancias no van acompañadas de ningún malestar por mi parte, pero eso es muy difícil de captar por mis compañeros de debate. Espero que con el tiempo, vayan conociéndome mas y lleguen a apreciar mi sinceridad, un tanto molesta y cansina a veces, pero como decía aquel “nadie es perfecto” y alguna vez, simplemente, es que estoy en un error y nada mas.

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