A los aficionados más fieles y acérrimos del Granada CF se les conoce por el sobrenombre de “Filipinos”. Según mi apreciación, son seguidores del Histórico desde siempre y lo han seguido siendo en los peores momentos del club, a pesar de los pesares. Mucho se podría debatir sobre quien merece tal distinción y no nos pondríamos nunca de acuerdo. A mi mismo, más de uno que ahora me llama “calaña”, en su momento me contradecía insistiendo en que yo era uno de ellos. Siempre he negado tal merecimiento y no era por falsa modestia, si no más bien por que era la realidad.
Son Filipinos aquellos que se desviven por su Granada CF, quienes trabajan incansablemente por mejorar lo que hay, los que aportan ideas nuevas y refrescantes por modernizar al club, aquellos que van al campo domingo tras domingo. Yo no, yo llegué hace muy poco. Nunca he sido socio más allá de los cuatro últimos años. Mi padre no me hablaba bien de este deporte, nunca me llevó al campo de Los Carmenes. Sin embargo, sin saber muy bien por qué, siempre me ha gustado el deporte y ya que el fútbol nos lo ponen hasta en la sopa, pues ineludiblemente, empiezas a cogerle gustillo. Además siempre he tenido un especial apego, quizás sea por la distancia que separa la ciudad condal del lugar donde nací, por todo lo que oliera a mi tierra.
Ahora soy criticado por que según dicen, se me ha caído la careta. Careta que yo no me puse, me la pusieron los que ahora me rechazan por no ser lo que siempre dije no ser.
No, no soy Filipino, ¿y que?, Así terminaba mi ultimo articulo publicado en esta Web. Quienes quieran ver desprecio en estas palabras, lo verán diga yo lo que diga. Pero no es desprecio lo que emana de mis pensamientos sobre los auténticos Filipinos. Simplemente es la realidad, no soy así, por la misma razón por la que no soy bombero ¿y que? ¿Supone esto una ofensa a los bomberos? Por supuesto que no. ¿Estoy criticando a quienes dan su vida por sacar de las llamas a las personas que sufren tal accidente? Evidentemente que no. He sido, y seguiré siendo, seguidor del deporte de mi ciudad, pero desde un nivel más pasivo que otra cosa. También soy español y me emociono como el que más cuando juega la “roja” y sin embargo, muy pocas veces he asistido a algún evento donde participara la selección nacional. Aunque he de reconocer que de un tiempo a esta parte, me estoy moviendo bastante por hacer al Granada CF un poquito mas grande.
Más Filipinos es lo que haría falta para sacar al Granada CF de la Segunda B. Pero de los buenos, no de los que lo son de boquilla pregonándolo a los cuatro vientos y a la hora de la verdad son más falsos que Judas. En todas las familias hay ovejas negras y entre los más fieles granadinistas no iba a ser menos. En esta circunstancia, como en todo en la vida, no todo vale. Hay Filipinos buenos y Filipinos malos, que le vamos a hacer. Aunque para algunos, basta con serlo para tenerlo todo perdonado. Desde luego para mi no es así. Lo que está mal está mal, lo haga quien lo haga, como si lo hace la mismísima Rita la cantaora.
Esta semana hemos vuelto a tener problemas con los violentos en Granada. Pues eso, animar sí, pedradas no. ¿Verdad que no todo vale por muy granadinistas que se sea? Todo debe de tener una medida y una corrección, y si no, lo que se tenga de bueno se pierde y así no lo queremos. ¿Por qué con algunos forofos si vale todo? La mentira, la calumnia, el engaño…Hay una frase del cantautor andaluz Paco Herrera, en su canción más conocida, “Tópicos Típicos” que dice así: “Que lastima de aquel hombre que pretende ser bueno a los ojos de todos, pero a costa de dejar por malo al hermano, siendo el malo él”.
Vaya desde estas líneas mi agradecimiento y apoyo a los Filipinos de buen corazón, los legales, los que arropan al recién llegado, los que respetan. A los otros, que vayan cogiendo carretera y manta, para mi sobran igual que los que tiran las piedras.
Publicado en www.tablondeportivo.com
El titulo de este blog es una declaracion de intenciones.En ningun caso pretendo enseñar nada a nadie, tan solo deseo expresar lo que considero una cualidad esencial en nuestras vidas, como es el estar en continuo aprendizaje. No existe la verdad absoluta y si el respeto y la tolerancia hacia quienes de forma acertada o equivocada, opinan de forma distinta a nosotros. LAS ALEGRIAS COMPARTIDAS SON MAS GRANDES Y LAS PENAS MAS LLEVADERAS
viernes, 26 de septiembre de 2008
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