lunes, 7 de julio de 2008

LA MUERTE

Es muy jodido cuando pierdes a un ser querido. Todos tenemos algo seguro en esta vida, la muerte. Pero causa un tremendo dolor, cuando ves a tantísimo hijodeputa suelto campando a sus anchas y sin embargo, aquellos que realmente se merecen el edén, pero en vida, se acaban marchando antes de tiempo. Antonio tenia 32 años, deja mujer y una hija con apenas un lustro de vida. Su bondad y humanidad no le cabían en sus enormes 185 centímetros. Hoy tengo mi corazón triste y mas pequeño. Te has llevado al cielo un trocito de él. Pocos, muy pocos amigos he tenido como tu. Dejas a tus tres hermanos, todos menores que tu, huérfanos de un referente grandioso, a tus padres destrozados, es normal, el cielo cuenta con un ángel que debió quedarse en la tierra muchos años mas. El cielo se ha equivocado y por eso ayer estaba nublado, era un dia triste hasta para Dios.
Dios… menudo egoísta. Si de verdad todo lo puedes y eres tan bueno ¿Qué cojones haces? No se puede ser tan cruel. Debes de no ser tan poderoso y tiendes a llevarte a quienes mayor corazón poseen. A los hijoputas no los debes de querer ni tú.

Con los dedos de la mano puedo contar a gente como tu, de entre quienes he conocido. Amigo Antonio, Antonio Cáceres, tuve la gran suerte de conocerte jugando al Baloncesto. Luego el azar de la vida quiso que fueras uno de mis chicos a los que entrené. Mas tarde llegamos a compartir vestuario como jugadores, que grandes eran aquellos rebotes que cogias en mis tiros errados, siempre bromeábamos de que eran mis asistencias. Siempre me, nos quisiste como hermanos a tus dos entrenadores, mi hermano. Siempre con una sonrisa. No recuerdo haberme peleado contigo nunca. Creo que eres el único que ha conseguido eso. Allí donde estés, recibe un abrazo de un amigo , que lamenta no haber pasado mas tiempo contigo. Ahora ya es tarde, asquerosa vida, puta y asquerosa vida.

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