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Historias - El primer ascenso del Oximesa
El primer ascenso del Oximesa
Escrito por:
Jorge Martín [23-02-2003 ]


Corría el año de gracia de 1986 cuando el equipo de Albolote jugaba en una cancha que Drazen Petrovic definió después como la peor pista del mundo, ya que era poco menos que una nave industrial con asientos. En esa Liga había tres equipos millonarios: Cajacanarias, Cajabilbao y Caja de Ronda, que creo que estaba recién descendido. El equipo no funcionaba demasiado bien y el presidente, José Antonio Murado (personaje con una cantidad impresionante de anécdotas curiosas), sustituyó al entrenador granadino Manolo Cueto por Antonio Gómez Carra.

Por una carambola, el equipo quedó clasificado sexto de la Liga, pero entonces subían los dos primeros y del tercero al sexto jugaban dos "play-off" que, en este caso, perjudicaban al equipo granadino. La serie de partidos seguía la curiosa secuencia de ser el primero en casa del peor clasificado y los dos siguientes en casa del mejor. El Oximesa ganó los dos partidos al Tizona de Burgos y se plantó en la última eliminatoria frente al todopoderoso Caja de Ronda, único equipo andaluz importante de esa época.

Los problemas comenzaron cuando las directivas de los equipos no facilitaron demasiado la adquisición de entradas de los aficionados visitantes. Lo curioso ocurrió después del primer partido con victoria granadina: aún así, en Málaga estaban tan seguros del ascenso que a los pocos aficionados granadinos que pudieron ver el encuentro les vendieron entradas para los dos partidos siguientes en Ciudad Jardín. No se les ocurría imaginar que se acabaría la eliminatoria en el siguiente partido.

Poco tiempo después, también en Málaga, presencié el Mundobasket 86 con la selección de Estados Unidos, Italia, Puerto Rico, Alemania, Costa de Marfil y China. Allí me sucedió algo por lo que casi me peleo con media grada malagueña. Por los altavoces anuncian que un grupo de niños de Granada, con el capitán del equipo -el actual jefe de los Bomberos de Granada, Antonio Rodríguez Franco- llegaba al pabellón en ese momento. Los pitos empezaron a sonar y los pobres niños se asustaron un poco ante el griterío. Mientras, a mí me tuvieron que sujetar unos amigos porque quería pelearme con todo el mundo para defender el honor de la ciudad. Estaba demasiado cercana en el tiempo la afrenta de aquel Oximesa en el duelo con el Caja de Ronda.