TIRANDO CHINAS

En el pueblo donde nací, había un juguete exclusivo para niños mayores que consistía en un palo con forma de “y” en el que, de las dos puntas superiores, se amarraban los dos extremos de una goma de cierto grosor y mayor anchura. Este artilugio, peligroso para los más pequeños, en mi pueblo se le llamaba “gomero”. Desde siempre me fascinó aquella arma prohibida. Con el paso del tiempo he descubierto otro nombre con el que dicho juguete es conocido y que resulta ser, además, desde hace unos años el nombre elegido por los sucesores del gran José María García como cabecera del programa deportivo de medianoche en la cadena COPE. Recientemente, este programa, en sus habituales “tournes” de los jueves, por las diferentes ciudades de la geografía española, ha visitado Granada, aceptando una invitación de la Fundación Granada CF.

No se que les impulsó a escoger tal nombre para un programa de deportes, pero me imagino algo así como la pretensión de ser, dentro del periodismo deportivo, quienes con preguntas audaces e investigaciones austeras, se conviertan en el tormento de más de un técnico, deportista o directivo. Un constante disparar de chinas, haciendo diana, al más pintado que osara ponerse delante de sus micrófonos.

Como digo, este programa, de la mano de José Antonio Abellán, visitó Granada, para regocijo de muchos paisanos y granadinistas. El éxito fue espectacular tanto en público asistente como en contenido del programa. Pero el acto se convirtió, muy a pesar de algunos, en un lanzamiento de un par de chinas que, a buen seguro, dejó maltrecho a ciertos granadinistas que piensan que el mundo se acabaría sin ellos. Haciendo honor a su nombre, el del programa, el señor Abellán llevó como invitados a dos personas que en un principio podría parecer que no formarían parte de la fiesta. Más que nada por que al ser un evento organizado por la Fundación Granada CF, chocaba un poco que integrantes del equipo “rival” del histórico y del club de baloncesto, cuyo presidente parece ser el peor de los enemigos rojiblancos, compartieran mesa en tan magnífica reunión. A mi al menos me sorprendió aunque también tengo que decir que muy gratamente.

Pero, sorpresas te da la vida, Borja Criado y Curtis Borchardt se codearon con el máximo dirigente del club de Recogidas 35 y no pasó nada. Bueno, pasar sí pasó. Que Borja demostró ser, por encima de todo, una persona honrada y trabajadora, injustamente acusado y que ha tenido que pasar por momentos muy difíciles que le han llevado a abandonar la practica del fútbol. Que chinazo más grande recibieron aquellos que no dudaron en pitorrearse de su calvicie, por el simple hecho de pertenecer al ‘74’. Que mal habrá cometido este chaval para sufrir la indignante persecución que algunos tuvieron a bien hacerle. Cuanta falta le hace a más de uno revisar el diccionario y buscar el significado de la palabra respeto. Lo curioso es que son los primeros en pedirlo para con ellos, y al respeto me vuelvo a referir.

No se acaban con Borja Criado las chinas arrojadas por Abellán a los más fanáticos seguidores del Granada CF. Una china de 2,11 de humanidad, cayó sobre ellos. Curtis Borchardt demostró ser sencillo y gracioso, hasta el punto que acabó conquistando el corazón de más de un granadinista anti-José Julián Romero. Si es que por encima de cualquier color de camiseta que ocasionalmente se pueda vestir, está o debería estar la persona, y el americano supo ganarse a los allí presentes y arrancar grandes ovaciones.

El Granada CF es con mucho el equipo más representativo de nuestra ciudad, por afición, por historia, por edad, en definitiva, el club al que todos queremos, pero Granada es mucho más que un solo deporte o que un solo club. En Granada también hay lugar para otros deportes de elite como lleva el Cebé varios años demostrando. Lo de traerse clubes de otros lugares es más discutible, pero, aunque no le gusten a uno, el respeto no debe de perderse nunca, más que a la institución, cuanto menos a las personas , que quien sabe si alguna vez no terminarán formando parte de los tuyos.

Piedrecitas lanzadas con tirachinas, aunque a mi me sigue gustando más llamarlo gomero, que además rima con Limonero, ese nombre que ya no me dejan usar y al que se empeñan en nombrar.